Mantenimiento de su barco, ¿Cómo cuidar la arboladura?
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La arboladura del barco es parte indispensable en toda embarcación de vela, y por lo tanto requiere un mantenimiento adecuado. Se trata del conjunto de palos y vergas de la embarcación. Los palos de la arboladura del barco son de varios tipos: el palo trinquete, el palo mesana, el palo contramesana o buenaventura y el palo bauprés. Por lo que respecta a las vergas del barco, son palos engarzados en los mástiles de forma transversal, a una determinada altura del barco.
En V de Bravado, el varadero de los apasionados por el mar especialistas en reparación y puesta a punto de arboladura y jarcia, nos han explicado las claves para cuidar correctamente de un barco. El mantenimiento regular es esencial para garantizar la seguridad y fiabilidad de la embarcación, además de para conservar tu buen aspecto y valor durante más tiempo. Cabos desgastados, daños en palos y velas, u otras señales de deterioro, serán detectadas y subsanadas gracias al mantenimiento. Porque tratándose de navegar, es preferible no correr riesgos.
Conociendo los principales componentes de la arboladura del barco
Vamos a repasar con más detalle los tipos de mástiles o palos que componen la arboladura de una embarcación:
- El trinquete: es el mástil más próximo a la proa que el mástil principal o palo mayor.
- Mesana: palo situado en la parte de detrás, más próximo a la popa que el mástil principal.
- Contramesana o buenaventura: en los barcos con cuatro mástiles verticales se le da este al segundo mástil, situado detrás del palo mayor. nombre que recibía el segundo mástil (además del de mesana) situado detrás del palo mayor.
- Bauprés: único mástil no vertical que sobresale de la proa. En él se engarzan las velas llamadas foques, triangulares.
En cuanto a las vergas que junto con los mástiles componen la arboladura de un barco, su principal misión es actuar como soporte de las velas cuadradas. Estas quedan sujetas por su parte superior o inferior, y al recogerse quedan replegadas sobre las vergas, pudiéndose desplegarse con rapidez cuando conviene.
Ponerse en buenas manos
Para hacerse a la mar, hay que partir de la base de saber navegar, lo que incluye saber cómo maniobrar correctamente con las velas, además de otros menesteres. Esta sería una forma de contribuir al mantenimiento adecuado de la embarcación, sin someterla a riesgos innecesarios más allá de los que los elementos naturales a los que siempre hay que enfrentarse.
Por lo demás, lo más aconsejable en todos los sentidos es acudir con regularidad a un varadero que se encargue de revisar con detalle el estado de la arboladura. Hay detalles que pueden pasar inadvertidos para un ojo que no sea experto, y que requieran intervenciones de carpintería y ebanistería minuciosas.
Para ello es conveniente acudir a un varadero que disponga de un área técnica lo suficientemente amplia y avanzada, dotada de medidas de seguridad activa y pasiva. Un ejemplo de varadero en este sentido es V de Bravado, considerado como uno de los más modernos de la costa del Mediterráneo. En sus modernas instalaciones perfectamente equipadas se realiza el mantenimiento y todo tipo de reparaciones de embarcaciones de vela o motor.