HELLBOY ESTRENA PELÍCULA, ¿PERO SABES ALGO DE LOS COMICS?

El 17 de mayo se estrena en nuestro país la nueva película de Hellboy. Pero la verdad es que a sus espaldas cuenta con un gran trasfondo en forma de cómic que no te puedes perder. Si no lo conoces y te gustan sus películas, el comic de Hellboy es una de las mejores sagas del género. En él, Mike Mignola, su creador, consiguió aunar todas sus pasiones: el grafismo oscuro y perverso de los relatos de Lovecraft y el género de superhéroes en el que tan bien se estaba moviendo.

Así que hoy vamos a darte un pequeño recorrido por la historia del comic de Hellboy, uno de los personajes más apasionantes.

La creación del concepto del comic de Hellboy

A principios de los años 90’ Mike Mignola acaba de fichar por el recién sello Legends de la editorial Dark Horse, consiguiendo la libertad creativa que ansiaba. Su deseo era crear un personaje que diera rienda suelta a toda su imaginación. Aunar en un solo ente esas  historias mitad Indiana Jones, mitad H.P. Lovecraft, mitad Edgar Alan Poe con un toque a lo Jack Kirby que siempre había querido crear. Y en verano de 1993, el comic de Hellboy debutaba en la Comic Con de San Diego.

Las aventuras de un demonio criado por humanos, moralmente bueno, pero con una cierta mala leche y bastante vacilón. Una criatura lo suficientemente fuerte como para poder destrozar a demonios y engendros monstruosos que se le pudieran poner por el camino al adentrarse en páramos o fortalezas abandonadas por el mundo.

Las aventuras de Hellboy

La historia del comic de Hellboy da inicio en 1944 cuando los nazis, ayudados por Rasputín desembarcan en la isla Tarmagrant, cerca de la costa escocesa, para llevar a cabo lo que han denominado proyecto Ragnarok.

Este proyecto cambiará el rumbo de la guerra al invocar a un niño demoníaco que ayudará a los nazis a ganar el conflicto. Desafortunadamente para los nazis y para Rasputín, el recién invocado niño demonio es recogido por el ejército norteamericano, que le lleva a una base en Nuevo México.

Allí, el profesor Trevor Bruttenholm le bautizara nada más verle como “Hellboy. De hecho, el profesor Bruttenholm será el mentor de Hellboy durante muchos años y casi un padre para él. El fatídico final del profesor marcará para Hellboy convertirse definitivamente en enemigo jurado de todas aquellas fuerzas y seres que desean utilizarlo.

Por supuesto Hellboy no va a vivir solo todas esas aventuras y amenazas multidimensionales, ya que el gobierno ha creado una oficina para este tipo de asuntos paranormales, cuyo nombre es “Agencia de Investigación y Defensa Paranormal”. En la AIDP, Hellboy va a conocer y trabajar codo con codo con otros seres de características especiales como las suyas, destacando fundamentalmente sus dos grandes amigos Abe Sapiens y Liz Sherman.

A lo largo de sus aventuras, Hellboy se tiene que enfrentar a conocimientos sobre su pasado, a personajes que quieren manipularle, e incluso a seres míticos cuyo deseo es utilizarle para dominar el mundo.

El estilo gráfico del comic de Hellboy

Mignola nos transmite la soledad del personaje utilizando de forma intensiva y muy inteligente un claroscuro muy marcado, donde la mancha negra prima sobre el color, donde el ambiente de decaimiento y podredumbre se refleja en pequeños detalles del dibujo y en una creciente oscuridad por toda la página. Donde cuadros, fotos y estatuas abandonadas nos dicen con sus gestos inmóviles mucho más que cualquier diálogo de apoyo.

Gráficamente, el comic de Hellboy consiste en una narración donde compiten luces, sombras y el colorido de su personaje principal con escenarios y monstruos grandes y oscuros abandonados y muertos, normalmente muy alejados de la vida y la sociedad humana. En este contexto, la presencia del protagonista es como una antorcha de color ante tanta desolación y terror por lo que le rodea y le quiere destruir.

Nicola Picasso, padre y marido enamorado es un apasionado del deporte, especialmente del trail running. Atleta X-Bionic, Tailwind Trailblazer y Bamboolabs Ambassador, ha hecho de su afición por correr toda una aventura que trasciende las redes sociales.